Cómo limitar el tiempo de televisión de tus hijos

limitar el tiempo de televisión de tus hijos

Si el tema de la Patrulla Canina se repite constantemente en tu cabeza o ves que tu hija se sabe de memoria todas las palabras, canciones y movimientos de baile de Los Descendientes, quizás tus hijos están viendo demasiada televisión.

El conocimiento enciclopédico de los más de 800 personajes de Pokémon o sentir que los protagonistas de las películas de Marvel ocupan la mayoría de las conversaciones de tu hijo adolescente, también pueden ser síntomas de que la televisión pasa demasiadas horas encendidas en tu casa.

En el mundo actual, centrado en la tecnología y el entretenimiento, la variedad de la programación televisiva y el streaming instantáneo (Netflix, Amazon, Movistar) es básicamente ilimitada. En las últimas dos décadas, los programas se han convertido en producto de consumo instantáneo que se centra cada vez más en un público objetivo: nuestros hijos.

El tema que estamos tratando puede empezar con algo pequeño, como tu hijo en edad de guardería viendo un episodio extra de sus dibujos favoritos o tu hijo adolescente negociando 15 minutos extra de algo que tenga que ver con Spider-Man, hasta que un día te das cuenta de que tus hijos pasan varias horas al día pegados a la pantalla.

Tanto si se trata de un exceso de televisión a lo largo del año, como si es sólo en determinadas épocas, hay que tratar de frenar el hábito de ver demasiada televisión. ¿La idea de imponer límites más estrictos te resulta abrumadora?.

Se necesita algo de dedicación, pero con unas cuantas estrategias sencillas, puedes guiar a tus hijos para que vuelvan a pasar una cantidad razonable de tiempo frente a la pantalla.

¿Cuánto es demasiada televisión?

La televisión es una forma estupenda de que los niños se desconecten y se relajen después del colegio, por las tardes o en las mañanas de los fines de semana. De hecho, creemos firmemente que el cine infantil puede ser una herramienta que nos ayude a enseñar valores a nuestros hijos.

Pero, seamos sinceros, ¿puede ser que a veces nuestros hijos acaben viendo tantas horas de televisión porque también proporciona a los padres un descanso muy necesario?.

 

A veces, lo único que necesitamos es ocupar a los niños para poder terminar esas tareas que tanto tiempo llevan aplazadas o trabajar desde casa.

La cuestión es que, sin límites, el uso de la televisión puede ser una arma de doble filo.

Es difícil cuantificar con exactitud lo que constituye demasiada televisión para los niños. Depende de varios factores, como la personalidad y la edad del niño.

Lo que sí es cierto es que los niños ven más televisión que nunca y su uso excesivo puede provocar una serie de efectos negativos.

Al igual que nos ocurre a los adultos, los niños necesitan llevar una vida equilibrada. Establecer límites a la televisión y un correcto control parental es un buen punto de partida. También es importante estar al tanto de lo que ven tus hijos y de cómo los programas pueden afectarles.

La mejor manera de saber si la televisión (y la tecnología en general) se ha convertido en un problema para tu hijo es buscar las señales de advertencia problemáticas.

Signos de adicción a la televisión

La adicción a la televisión puede presentar los mismos signos que cualquier otro tipo de adicción:

  • Si pones límites al tiempo que pasan frente a la pantalla y descubres que tus hijos ocultan el uso o se saltan las normas con regularidad, es probable que sean adictos.
  • Si los niños tienen rabietas, se vuelven irritables o actúan de forma incontrolada cuando apagas la tele, es un claro indicio de una dependencia enfermiza.
  • Si tu hijo se queda constantemente despierto hasta tarde y pierde el sueño por culpa de la televisión, es un claro signo de adicción. Los patrones de sueño irregulares y la pérdida constante de sueño pueden afectar a las capacidades cognitivas y de aprendizaje de un niño, por lo que es necesario abordarlos de inmediato.
  • Si tu hijo siempre elige la televisión en lugar de otras actividades tradicionalmente divertidas y sociales, es probable que haya alcanzado un nivel poco saludable de dependencia de la pantalla

Si observas alguno de los signos anteriores, ha llegado el momento de intervenir. Así que, pongámonos manos a la obra para recuperar el control:

Establecer límites saludables

Si eres como la mayoría de las familias, quitar la televisión por completo no es realista ni deseable. También puedo decirte que, mientras mantengas un control saludable sobre ella, no es necesario.

 

El objetivo principal es ayudar a tus hijos a abstenerse de ver la televisión de forma compulsiva y no dejar que la televisión les reste responsabilidades ni bienestar mental, físico y social.

Implementar rutinas de cuándo ver la televisión

Si tus hijos están acostumbrados a ver la televisión y a no hacer primero sus tareas básicas (como las contribuciones familiares, los deberes, la práctica de la música, etc.), considera la posibilidad de utilizar con ellos la expresión "cuando-hagas...".

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"Cuando termines de vaciar el lavavajillas y sacar la basura, entonces podrás ver tu programa".

"Cuando termines con todos tus deberes, podrás usar Netflix".

Ésta es una forma estupenda de poner la pelota en su tejado. Ellos saben lo que tienen que hacer para ver la televisión.

El "cuando-hagas..." adquiere aún más fuerza cuando se establece como parte de una rutina. Si tu hijo sabe que para ver la tele, tiene que vaciar el lavavajillas todos los días, llegará un momento en el que ni siquiera tendrás que decírselo, simplemente lo hará. De esa forma, la rutina se convierte en el jefe, tú consigues tener el lavavajillas recogido y tu hijo consigue ver su televisión después de ser un miembro productivo de la familia.

No hay que regañar ni negociar

El sistema de rutinas establecido en el punto anterior elimina la necesidad de regañar y negociar con tus hijos.

Regañar a tus hijos para que dejen o empiecen a hacer algo suele convertirse en una lucha de poder. Se sienten menospreciados porque piensan que no crees que puedan hacer las cosas sin tus recordatorios. Esto hará que se sientan molestos, a la defensiva y menos dispuestos a cooperar.

Además, si en un momento de debilidad cedes cuando tu hijo trata de negociar contigo, envías el mensaje de que todo está sujeto a negociación.

Puede que pienses que permitir unos minutos más de televisión no es un gran problema, pero dentro de unos meses podrías tener a un niño pegado a una pantalla todo el día.

Evita que te arrastren a una negociación, que escuches los lloriqueos o que te veas envuelto en una lucha de poder, simplemente diciendo cuándo y cuándo y alejándote. Al fin y al cabo, si te quedas, estarás dando audiencia a las quejas y puede que acabes cediendo.

Mantente firme y tus hijos aprenderán que ninguna queja te hará cambiar de opinión.

Predicar con el ejemplo

Si damos mucho valor a lo que vemos en la televisión, nuestros hijos aprenderán lo mismo. Está bien tener nuestro tiempo de televisión para adultos (después de todo, nos merecemos relajarnos), pero es mejor no "vegetar" sistemáticamente frente al televisor mientras nuestros hijos lo ven.

Si disfrutamos de la vida al aire libre, nos gusta leer, cocinar comidas divertidas o tocar un instrumento o un deporte, nuestros hijos se contagiarán y se verán influenciados por estas aficiones saludables. Cuanto antes podamos introducir a nuestros hijos en estas alternativas no electrónicas, mejor.

Es muy fácil volverse hipócrita y permitir que nuestras acciones personales sean contrarias a las expectativas que tenemos de nuestros hijos. Sólo hay que estar atentos y tratar de "practicar lo que se predica".

Compartir tiempo de ocio con nuestros hijos

Siempre se puede fomentar que se vea menos la televisión proponiendo un tiempo a solas con el niño, haciendo algo que él elija.

Pasar tiempo de calidad y sin distracciones con nuestros hijos es algo que les da mucho poder. Les da un sentido de importancia y valor que anhelan. Es una atención personal, una oportunidad de conexión y una actividad divertida. Si se utiliza de forma rutinaria y correcta, tus hijos se volverán adictos a ella, quizás incluso más que a la televisión.

Afortunadamente, hay muchas alternativas si queremos compartir un rato en familia en salón de casa, algunas tan divertidas como un juego de mesa o hacer un puzzle todos juntos.

No tiene que ser un plan demasiado elaborado, pero el mero hecho de compartir al menos 10-15 minutos diarios de tiempo personal con los niños, nos ayudará enormemente en nuestra tarea de apartarlos un poco de la tele.

 

La televisión, con sus muchas cosas buenas y malas, ha llegado para quedarse. El objetivo es centrarnos en controlar las cualidades adictivas de la televisión y no dejar que afecte a la salud, el progreso y los objetivos de nuestros hijos.

Evidentemente, resulta mucho más fácil decirlo que hacerlo pero, es fundamental reajustar las reglas de cuándo y cuánto ver la televisión en beneficio de todos.

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